El inicio de la temporada 2025-2026 del Real Mallorca ha sido preocupante. El equipo solo sumó un punto en sus tres primeros partidos, tras perder contra el Barcelona y el Real Madrid en las jornadas 1 y 3, además de empatar 1-1 en casa contra el Celta de Vigo. Sin embargo, la falta de convicción en las actuaciones ha sido más preocupante que los resultados.
El décimo puesto de la temporada anterior podría haber sido engañoso. Para la novena jornada, el equipo de Jagoba Arrasate se había asegurado un puesto en las competiciones europeas gracias a un gran comienzo, pero a medida que avanzaba la campaña, el rendimiento y los resultados cayeron drásticamente. Dado el potencial inicial, la zona media de la tabla se sintió decepcionante al final. La cohesión que había impulsado al Mallorca en los últimos años parecía estar desapareciendo, y el lenguaje corporal de los jugadores a menudo sugería frustración. Parece que esta temporada ha continuado esa pérdida de unidad.
El club se sintió aún más intranquilo durante el verano debido a los culebrones. Pablo Maffeo, lateral derecho, hizo campaña para salir de Son Moix, pero ninguna operación satisfizo a la directiva y al jugador, a pesar de varias ofertas, se materializó. Por ello, Maffeo seguía siendo jugador del Mallorca al cierre del mercado de fichajes el 1 de septiembre. Pablo Ortells, director deportivo del club, lo confirmó abiertamente en una comparecencia ante los medios de comunicación a las puertas de las instalaciones del club esa misma noche.
Pero Dani Rodríguez fue el tema más polémico. El capitán de 38 años, autor del gol del Mallorca en la final de la Copa del Rey de 2024, se mostró molesto por la exclusión de Arrasate. En un mensaje compartido en redes sociales el fin de semana, afirmó que no podía tolerar una “falta de respeto al compromiso y la dedicación”. “Un jugador que acaba de llegar, con un solo entrenamiento, tiene la oportunidad de jugar por delante de compañeros que llevan años defendiendo esta camiseta con sudor y dedicación”, continuó, despotricando contra el sistema.
Se mencionó a Jan Virgili, de 19 años y recién fichado del Barcelona. Jugó tres minutos en el Bernabéu tras salir desde el banquillo. La forma en que Rodríguez, un supuesto líder, señaló a un adolescente con la mitad de su edad fue el problema para la afición, no la breve aparición de Virgili.
“No nos gustan las declaraciones que cuestionan las decisiones de un entrenador”, dijo Ortells sin rodeos al ser preguntado sobre las circunstancias el último día del partido. Sobre todo, el Mallorca somos nosotros. Los seguidores en línea aplaudieron ampliamente sus declaraciones, pero un comentario generó dudas. Sostuvo que el equipo estaba “completo”, pero muchos aficionados lo cuestionaron dado el traspaso de Cyle Larin al Feyenoord en verano, la precaria posición de Maffeo, la falta de ingenio del mediocampo, las continuas deficiencias defensivas del equipo y la gran dependencia del equipo de Vedat Muriqi para marcar goles.
La directiva actuó entonces con decisión, quizás con mano dura, al destituir a Rodríguez del grupo de capitanes y sancionarlo con una suspensión sin sueldo. La medida, confirmada por el club el miércoles, se interpretó como un mensaje claro al resto del vestuario y una muestra pública de apoyo a Arrasate.
Aunque la temporada aún está en sus inicios y los primeros partidos del Mallorca han sido de los más complicados, las señales de alerta ya están ahí. Además del problema de la escasez de jugadores en la plantilla, Arrasate también debe afrontar la tarea más delicada de restablecer la armonía y la confianza en el equipo. Con la Real Sociedad en el banquillo, el Espanyol fuera y el Atlético de Madrid en casa, el calendario no deja mucho margen de error. Esta temporada corre el riesgo de ser muy diferente a la regularidad de la anterior a menos que se restablezca la unidad y los resultados mejoren rápidamente.